Dos años después del cierre del portal de descargas Megaupload, las grandes factorías de cine y música de Estados Unidos decidieron finalmente perseguir en los tribunales al creador de esa web, el célebre Kim Dotcom, quien hasta el momento ha salido airoso de sus pleitos con la Justicia.
La Asociación de la Industria de la Grabación de Estados Unidos (RIAA), organización cuyas discográficas generan el 85% de toda la música producida y vendida en ese país, fue la última en abrir una causa civil contra Dotcom y sus socios, a los que acusa de promover los contenidos piratas y hacerse millonarios en el proceso.
La denuncia fue presentada en los mismos juzgados de Virginia donde los abogados de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA), que representa los intereses de los seis estudios más poderosos de Hollywood (Columbia, Disney, Fox, Paramount, Universal y Warner), plantearon un caso similar.
Dotcom, ciudadano alemán de nombre real Kim Schmitz y residente en Nueva Zelanda, tiene desde 2012 una causa penal pendiente en Estados Unidos por piratería informática, crimen organizado y blanqueo de dinero en relación con las operaciones de Megaupload.
Ese portal amparaba el intercambio irregular de contenidos protegidos por las leyes de propiedad intelectual, la mayoría creados en Estados Unidos, y facturó 175 millones de dólares durante sus 7 años de actividad, según la investigación emprendida por el FBI en 2010 y que terminó con la clausura de Megaupload en 2012.
A raíz de esa operación del FBI, Dotcom pasó un mes en prisión, su mansión fue requisada y sus cuentas -donde hallaron 11 millones de dólares- congeladas, pero tras esa intervención policial comenzaron a aflorar errores de procedimiento e incluso un escándalo de espionaje con Dotcom como objetivo que le permitió salir a flote.
Estados Unidos pidió su extradición oficialmente en marzo de 2012 pero los tribunales neozelandeses fueron posponiendo la vista del caso, que ahora está fijada para el 7 de julio.
Mientras tanto, el fundador de Megaupload recuperó la libertad, aunque condicional, el acceso parcial a su dinero, y adquirió una notoriedad internacional siendo visto por algunos como un "justiciero" o "héroe" en internet.
Dotcom aprovechó su fama para lanzar una nueva plataforma para que cualquiera pudiera alojar contenidos, que llamó Mega, además de un disco y un grupo político, Partido Internet, que nació el pasado enero con un programa centrado en la defensa de los derechos de los internautas en Nueva Zelanda.
Para las autoridades de Estados Unidos, los estudios de cine y las discográficas, Kim Dotcom es responsable de orquestar la mayor red de piratería informática mundial y causar más de 500 millones de dólares en pérdidas al transgredir los derechos de autor de compañías.
Dotcom responde en Twitter que todo esto se trata de una lucha desigual entre "David, Goliat y Godzilla" que se fundamenta en "tonterías" y que fracasará "tras el escrutinio de los hechos". Incluso ironiza sobre los litigios y sugiere que él paga los platos rotos por las conductas incorrectas de otros.
Según RIAA, el cierre de Megaupload tuvo "un impacto profundamente positivo en el mercado de la música" y sus análisis muestran que entre el último trimestre de 2011 y el último de 2012 se redujo en un 50% el número de personas que utilizaban servicios no autorizados por la industria para obtener sus canciones en internet.
Si se produjera la extradición a Estados Unidos, Dotcom se enfrentaría a una pena máxima de cárcel de hasta 50 años y discográficas y estudios de cine reclamarían indemnizaciones multimillonarias.
"¿(Y) No hay aún pena de muerte para un proveedor de almacenamiento en la nube?, se preguntaba estos días el alemán en Twitter.
Fernando Mexía / EFE.
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